[vc_row css_animation=»» row_type=»row» use_row_as_full_screen_section=»no» type=»grid» angled_section=»no» text_align=»left» background_image_as_pattern=»without_pattern» z_index=»»][vc_column][vc_column_text]
EL IMPACTO DEL COVID-19 EN EL MUNDO AGROALIMENTARIO
Desde el principio de los tiempos, la Agricultura ha sido una de las piedras angulares de la civilización que ha permitido establecer nexos de comercio y riqueza, pasando de una vida nómada a una sedentaria, y con ello evolucionar.
Más adelante, la globalización y el comercio internacional favorecieron que las comunidades con un excedente de cosecha pudieran exportar a otras con demanda de producción alimentaria.
Sin embargo, los cimientos de la economía agroalimentaria se han visto amenazados recientemente. El Coronavirus (Covid-19) nos ha devuelto parcialmente a una situación de aislamiento pre-globalización, remarcando más que nunca la importancia de la ingeniería agrícola, la producción sostenible y las cadenas de suministro robustas. Aunque todavía es pronto para vislumbrar el impacto económico a largo plazo que tendrá esta situación, han empezado a registrarse diversos efectos y tendencias que apuntan a este cambio a largo plazo.
En primer lugar, el coste del transporte de mercancías, entre ellas productos alimentarios, ha aumentado considerablemente, ya que no se dispone de una opción de retorno económica comparable con tiempos pre-covid. Esto, junto al control de las fronteras y los protocolos de seguridad parecen favorecer distribución de productos alimentarios en el mismo país/comunidad en la que se producen, abriendo un nuevo capítulo en el debate sobre la autarquía. Por ejemplo, en Inglaterra ha nacido a raíz del Covid-19 una respuesta en forma de cadena de suministro ajustada, en la que muchas compañías agroalimentarias trabajan con entregas “just-in-time” de productos perecederos.
En segundo lugar, en zonas rurales la imposibilidad de desplazarse a grandes superficies de venta (centros comerciales, grandes supermercados, etc.) ha impulsado el comercio de proximidad. Pequeños y medianos productores locales son ahora figuras clave en la compra y distribución de alimentos.
Por otra parte, se teme que la aceleración de las medidas de higiene y automatización haya sido demasiado precipitada y nos haya tomado de improviso, por lo que es probable que se acabe provocando una escasez en algunas cosechas. Éstas, hasta el momento, se habían recogido por temporeros externos al país de producción; a los que la presente situación no les permite viajar. Como dato, solo en Castilla La Mancha, el 80% de la recolección se hacía con mano de obra que venía de otros países.[/vc_column_text][vc_empty_space][vc_single_image image=»23675″ img_size=»full» add_caption=»yes» qode_css_animation=»»][vc_empty_space][vc_column_text]Hasta ahora, determinados países de climas extremos o poco propicios para la agricultura, habían tenido que importar de otros lugares los alimentos. Una posible alternativa a esto sería la aplicación de sistemas hidropónicos e invernaderos de alta tecnología. Estos sistemas, además de ampliar la densidad de cultivo, permiten controlar desde la temperatura ambiente, hasta la nutrición de la planta, logrando así saltarse las fronteras climáticas y con ello asegurar una autarquía alimentaria, en el caso de que la cadena de suministro alimentaria siguiera resultando amenazada por los efectos del Covid-19 o ante otras amenazas futuras.
Nuestros sistemas hidropónicos, además de ser relativamente sencillos de montar y de no requerir la presencia in-situ de técnicos cualificados para su montaje; son una solución económica y versátil para los agricultores que adelantándose a todos estos cambios deseen hacer la transición de suelo a hidropónico de sus cosechas.[/vc_column_text][vc_empty_space][vc_single_image image=»23680″ img_size=»full» add_caption=»yes» qode_css_animation=»»][vc_empty_space][vc_column_text]A pesar de que jamás se haya dudado de la importancia de la ingeniería agrónoma, en estos tiempos de incertidumbre muchas inversiones en I+D y proyectos que requieren personal in situ de otros países comienzan a verse resentidos. El Covid-19 ha puesto en duda la robustez de nuestra cadena de suministro que siempre hemos dado por segura e invencible y se ha convertido en un catalizador de los cambios que están por venir. Y como siempre hemos hecho durante las pandemias y tiempos difíciles, los seres humanos vamos a afrontar la adversidad reimaginando, reorganizando, reutilizando y redistribuyendo nuestros esfuerzos.[/vc_column_text][vc_empty_space][vc_single_image image=»23685″ img_size=»full» add_caption=»yes» qode_css_animation=»»][vc_empty_space][vc_column_text]Para finalizar y recalcando que la importancia de todo esto no son motivos puramente económicos, sino la preservación de la más alta propiedad: la vida; una alimentación equilibrada con una dieta rica en vegetales y frutas está ligada estrechamente a nuestra salud. Siempre ha sido clave la cadena de suministro alimentaria, pero es ahora más que nunca cuando la necesitamos robusta e independiente. Porque solo así venceremos al virus.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]